La primera aproximación de la comunicación al big data, más allá de los propósitos comerciales, está en el periodismo. Son varias las redacciones de medios de comunicación en todo el mundo que han comprendido la necesidad de incorporar la información a gran escala a las historias. Esta información, convenientemente tratada se convierte en un poderoso elemento diferenciador respecto a la competencia y permite desarrollar narrativas propias.
Como se ha apuntado, ‘The Guardian’ fue pionero en comenzar a manejar grandes cantidades de datos y su datablog es ya todo un clásico de esta joven disciplina. Allí inició su carrera Simon Rogers, uno de los gurús del conocido como ‘data journalism’, una de las tendencias más frescas del periodismo actual, comparable con el ‘nuevo periodismo’ de los 60, como revolución dentro de las redacciones.
Con posterioridad, medios tan prestigiosos como el ‘New York Times’, con su iniciativa The Upshot, en Estados Unidos; ‘Le Monde’, en Francia, o ‘La Nación’, en Argentina, se han sumado a la corriente y han incorporado historias con grandes volúmenes de datos y sus respectivas visualizaciones. Para ello, han creado equipos a los que a menudo se incorporan programadores y cuyos periodistas tienen la capacidad de trascender la narrativa escrita, para manejar muchas otras herramientas con las que trasladar con éxito la información.
En España, la llegada del periodismo de datos fue impulsada por fundaciones como Civio y su extensión entre los profesionales se ha llevado a cabo a través del grupo de Periodismo de Datos que periódicamente se reúne en Medialab Prado, en Madrid. Esta agrupación busca promover el ejercicio de esta disciplina en nuestro país, donde no es muy común encontrar esta práctica aplicada al día a día informativo o en investigaciones. Impulsado por el éxito de otras agrupaciones de periodistas de datos en otras partes del mundo, este grupo nace para tratar las dificultades y los obstáculos que hoy por hoy existen en España y a la vez fomentar que sean más habituales en nuestros medios.
A día de hoy los medios españoles, sumidos en una profunda crisis, no sólo económica, sino también de pérdida de liderazgo, no se han subido de manera decidida al carro del periodismo de datos. Los medios siguen trabajando como soportes de papel y vuelcan textos, sin pensar apenas en la interactividad, en la capacidad de Internet para aglutinar todos los soportes (imagen, vídeo, audio, infografía, interactivos…). No se han aproximado al nuevo ecosistema de una manera holística, sino que han seguido con la narrativa tradicional, aquella que se extendió ya con Gütenberg.
Sólo algunas redacciones han comenzado a ver el potencial de los datos, como es el caso de ‘El Confidencial’, un medio nativo digital, que ha tenido menos prejuicios a la hora de incorporar un equipo transversal de datos, que da soporte a las diversas áreas del medio. En próximos años, con toda seguridad, veremos como este tipo de narrativas se abren paso y el potencial de los datos y su visualización ocuparán, sin duda, un lugar preferente. El riesgo de no dar este paso es demasiado alto.
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